Yo diría que hay que aprender a reír pero también aprender a llorar. En la gestión de las emociones se trata de ni «tirarse al suelo» ni negarlas. Un manejo sano consiste en dejárselas sentir manteniendo cierto desapego, sin identificarse plenamente con ellas, pudiendo respirar nuestras emociones, contactar con ellas sin hundirnos, sostenerlas y escucharlas para descubrir el mensaje que vienen a darnos.
Otro día os hablo más sobre ello en otra entrada.
De momento, os recomiendo una canción de Rozalen que a mi me ayuda a animarme y a no «tirarme al suelo», a no desbordarme ante una emoción negativa. A ver lo triste sí, pero también lo alegre. A ver lo que falta, pero también lo que hay. A agradecer a la vida y celebrar la existencia tal y como es, con sus subidas y sus bajadas, sus pérdidas y sus ganancias, sus risas y sus lágrimas.
Y si necesitas ayuda para aprender a gestionar tus emociones, te espero para acompañarte. Reserva tu cita.