Saber cómo superar la vergüenza es clave para impedir que ésta nos bloquee y nos impida desarrollar todo nuestro potencial.

La vergüenza es una emoción que todos/as hemos sentido en alguna ocasión. Sin embargo, hay personas en las que ésta limita de manera significativa su vida y su desarrollo personal.

Hoy quiero compartir un caso que puede resonar con muchos, y cómo a través de la psicoterapia podemos transformar esta emoción limitante en una oportunidad para el crecimiento y la autoaceptación.

El caso de Ana

Ana (nombre ficticio) es una joven que llegó a mi consulta con un profundo miedo al juicio de los demás. La ansiedad social la invadía al punto de evitar reuniones y encuentros, y en su entorno laboral, el temor a cometer errores la paralizaba. Este miedo no se limitaba a lo profesional; también sentía una gran inseguridad en su relación de pareja u otras relaciones sociales. Le costaba mucho poner límites y expresar sus necesidades.

También se le despertaban temores cuando se proponía hacer algo nuevo, sobre todo si pensaba en hacerlo sola.

Desde pequeña, Ana fue sobreprotegida por su familia. Sus padres, con la mejor intención, no le permitían tomar riesgos ni enfrentar desafíos por sí misma, lo que contribuyó a que desarrollara una dependencia emocional y una falta de confianza en sus propias capacidades. Ana creció creyendo que no era lo suficientemente capaz y que siempre necesitaba ayuda para todo. A pesar de sus sueños de independencia, como viajar sola, sentía que no era capaz de hacerlo por sí misma.

El origen de la vergüenza

La vergüenza puede tener múltiples orígenes, y en el caso de Ana, uno de los factores principales fue la sobreprotección. Otros factores que contribuyen a la vergüenza incluyen críticas constantes, experiencias de rechazo o humillación y expectativas poco realistas impuestas por el entorno. Esta emoción se arraiga cuando internalizamos la creencia de que no somos suficientemente buenos o dignos de amor y respeto.

No somos dignos de amor

El proceso terapéutico

A lo largo de su terapia fue aprendiendo a tratarse con más compasión y menor juicio, aceptando su parte vergonzosa y dándose cuenta, a la vez, que también habita en ella una parte valiente con muchas ganas de «salir a la pista de baile».

Fue trabajando en la seguridad en ella misma, dándose cuenta de las cosas que había logrado en su vida y valorando cada pasito que daba hacia el objetivo que quería conseguir, en lugar de fijarse en lo que le faltaba.

Pudo también devolver, de manera simbólica, los miedos que no le pertenecían a su familia y cuestionarse creencias limitantes que la hacían pensar que no era capaz de hacer ciertas cosas

Mediante el mindfulness y el trabajo corporal, pudo aprender a sostener sensaciones desagradables y a gestionar su ansiedad.

Poco a poco fue siendo más capaz de estar más relajada tanto en el trabajo como en las relaciones sociales, empezó a realizar algunas actividades sola como salir a pasear y se apuntó a alguna actividad nueva.

Con su pareja y otras relaciones de confianza, como su hermano, se fue atreviendo a expresar su enfado cuando algo le molestaba y a pedir lo que necesitaba.

A día de hoy sabe que, de vez en cuando, se va activar su parte miedosa, pero ahora se tiene a ella misma para darse la mano y seguir hacia adelante.

Cómo superar la vergüenza

Consejos para superar la vergüenza

  1. Identifica en qué situaciones aparece y acéptala sin juzgarte
  2. Practica la autocompasión: nadie es perfecto, cada día es una oportunidad para crecer. Trátate con amabilidad.
  3. Cuestiona tus creencias: Pregúntate si tus pensamientos son realistas o si estás siendo demasiado duro contigo mismo.
  4. Atrévete a exponerte: enfrenta situaciones que te causan vergüenza de manera gradual.
  5. Fortalece tu autoestima: valora tus logros y tus cualidades positivas. Ponte pequeñas metas que puedan hacerte sentir orgullosa al conseguir alcanzarlas.
  6. Desarrolla la comunicación asertiva: tienes derecho a expresar cómo te sientes y si lo haces de manera respetuosa, los demás no tienen porque enfadarse.
  7. Practica mindfulness: así conseguirás estar más en el presente y reducirás las rumiaciones por cómo has actuado en el pasado o preocupaciones por cómo irá una situación futura.
  8. Haz ejercicio: el ejercicio físico siempre ayuda a controlar la ansiedad y mejorar el estado de ánimo.
  9. Habla con alguien de confianza sobre cómo te sientes y/o acude a terapia.
  10. Enfócate en el proceso, no en el resultado: aprecia tu esfuerzo incluso cuando algo no salga como esperabas. Cada experiencia es una oportunidad para crecer.Superar la vergüenza es un viaje personal y único. Al aplicar estos consejos, recuerda ser paciente contigo mismo y celebrar cada pequeño progreso en tu camino hacia una mayor confianza y autoaceptación. Estoy segura de que, como Ana, tú también puedes conseguirlo. Y si necesitas ayuda para lograrlo, reserva tu cita.